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lunes, 26 de noviembre de 2018

9 novelas sobre la clase obrera

Mundo Obrero, Nº 316 (abril, 2018). 
La narrativa de ficción, como la literatura y el arte en general, se contamina del entorno social en la que se produce. David Becerra Mayor, doctor en Literatura Española y autor de "La Guerra Civil como moda literaria" (Clave Intelectual, 2015) ha seleccionado nueve obras de ficción sobre la realidad de la clase obrera.
Tea rooms. Mujeres obreras de LUISA CARNÉS (1934; Hoja de Lata, 2016)
Triplemente olvidada –por comunista, por exiliada y por mujer–, Luisa Carnés tampoco fue recuperada cuando empezó el proceso de recuperación y reivindicación de las autoras de la (mal) llamada “generación del 27”. Luisa Carnés, que empezó trabajando en una fábrica de sombreros, curiosamente no fue catalogada como una de “Las Sinsombrero”. De extracción obrera, Carnés escribió en 1934 Tea romos, una novela protagonizada por Matilde, una camarera de una céntrica cafetería de Madrid que nos muestra, a través de sus ojos, la realidad conflictiva de las mujeres obreras que no solo sufren la explotación de clase, sino también la explotación patriarcal. Tea romos explora la necesidad de hacer converger la lucha por la emancipación de la mujer con la lucha de la clase obrera.

La mina de ARMANDO LÓPEZ SALINAS (1960; Akal, 2013).
Finalista del premio Nadal de 1959, La mina de Armando López Salinas cuenta la historia de Joaquín, un campesino que, ante la falta de oportunidades en el campo andaluz, se ve obligado a emigrar a la ciudad minera de Los Llanos en busca de trabajo. En La mina, Joaquín no sólo experimenta y sufre las deplorables condiciones de trabajo a las que son sometidos los mineros en las galerías; también descubre las contradicciones de una sociedad basada en la desigualdad y en la explotación. La mina es una novela donde se escenifica la lucha de clases durante los años de bisagra entre el abandono de la economía autárquica y el «desarrollismo» económico. El “milagro económico español” se construyó sobre las espaldas y el dolor –y, en ocasiones, la muerte– de trabajadores como los que La mina retrata.

Lo queremos todo de NANNI BALESTRINI (1971; Traficantes de Sueños, 2006)
Narrado en primera persona, como si fuera la transcripción de un testimonio oral, Lo queremos todo cuenta la toma de conciencia de un joven obrero del mediodía italiano que emigra a trabajar a las fábricas del norte de Italia. Escéptico y pasota, Alfonso, que así se llama el protagonista, terminará tomando una conciencia de clase antagonista y revolucionaria al rechazar el ritmo de trabajo inhumano que se les impone a los trabajadores en la cadena de montaje de la FIAT. Nuestro protagonista participará en la revuelta obrera de 1969, que estalla tras cincuenta días de huelga en una atmósfera de guerra civil y de guerrilla urbana. El objetivo no será ya mejorar las condiciones de trabajo, sino abolirlo del todo, porque “il lavoro fa schifo”: el trabajo da asco. La novela de Nanni Balestrini es, a la vez, un relato en primera persona de una evolución política de un joven obrero, una crónica de la revuelta urbana y una investigación sobre las condiciones laborales de los jóvenes obreros que provienen del sur. Un clásico moderno para entender el movimiento autónomo italiano.

Animales domésticos de MARTA SANZ (Destino, 2003)
Cuando en 2013 se publicó Animales domésticos, Rafael Chirbes la saludó como una de las pocas novelas protagonizadas por obreros desde los tiempos de la transición. Esta novela de Marta Sanz es un retablo de la clase obrera del tiempo de la burbuja y el excedente, una clase obrera espantada de revoluciones que, a pesar de su precariedad, no persigue sino reflejarse en los gustos y las conductas de la clase dominante. Viven un tiempo sin épica donde no hay lugar para heroicidades. La muerte de un compañero por un momento devuelve la conciencia de clase a uno sus protagonistas, pero estos obreros con pretensiones de clase media, que tienen que perder algo más que sus cadenas, no conocen la organización ni la lucha. Animales domésticos es un retrato crítico de la pérdida de conciencia de clase del proletariado en la sociedad de consumo contemporánea.

GB84 de DAVID PEACE (2004; Hoja de Lata, 2018)
Margaret Thatcher llevaba un año preparándose para su particular guerra de clases. Su enemigo, los mineros. En marzo de 1984 empezó una huelga que duró un año. Los mineros se movilizaron para resistir ante las políticas neoliberales que no tenían otro objetivo que debilitar el movimiento obrero y desmantelar el estado del bienestar construido a base de cuarenta años de luchas y conquistas. El Estado pone toda su maquinaria de guerra sucia a funcionar. Policías infiltrados en los piquetes, manipulación informativa, organización de esquiroles, intimidación policial o incluso la violencia paramilitar forman parte del muestrario. En GB84 de David Peace se intercalan dos narraciones: por un lado, los diarios de dos mineros nos permiten conocer el día a día de la lucha cotidiana, conocer la historia de la lucha desde abajo; por otro, la narración cronológica de los hechos que nos descubre dos tramas paralelas: la de las negociaciones de los dirigentes sindicales y la del hombre en la sombra de Margaret Thatcher, encargado de coordinar la guerra sucia contra los mineros. La resistencia minera de 1984 y la guerra sucia a la que se enfrentaron tiene, con GB84, por fin su novela.

El padre de Blancanieves de BELÉN GOPEGUI (Anagrama, 2007)
La trama se desencadena cuando Manuela, una profesora de instituto con una vida acomodada, recibe en mal estado la compra que ha encargado por teléfono al supermercado. Una queja provoca el despido del repartidor, un inmigrante ecuatoriano. Este hecho conduce a la protagonista a reflexionar sobre las consecuencias de nuestros actos sobre los demás, sobre todo sobre aquellos más vulnerables. El padre de Blancanieves, a través de una estructura compleja y una mezcla de voces narrativas, habla también de unos jóvenes que buscan emprender una lucha política en las relaciones mismas de producción. El objetivo de su lucha consiste en hacer política en el puesto de trabajo y tratar de transformar el mundo desde el lugar en el que se producen las mercancías. Su propuesta nada tiene que ver con la lucha obrera tradicional, y para llevar a cabo su acción política, los personajes, se sitúan fuera de partidos políticos y sindicatos, se reúnen en asamblea, en una estructura organizativa horizontal. Publicada cinco años antes del 15-M, en El padre de Blancanieves latía sin duda la “estructura de sentimiento” de la revolución que estaba a punto de llegar.

La mano invisible de ISAAC ROSA (Seix Barral, 2011)
En un momento en el que España registra los índices de paro más altos de su historia, Isaac Rosa publica una novela sobre el sentido del trabajo en el capitalismo. La mano invisible, título que Rosa toma de la célebre frase de Smith, nos traslada al escenario de un teatro –situado en una abandonada nave industrial a las afueras de la ciudad– donde unos trabajadores realizan sus labores bajo la mirada atenta de los espectadores que, como quien mira un reality show por televisión, acuden a observar con fascinación y extrañamiento cómo los distintos empleados trabajan. Por la novela desfilan obreros de distinta índole. Pero parece que ninguno de los que se encuentra encima del escenario trabaja verdaderamente, ya que deshacen su trabajo, cuando lo terminan, para volver a empezar de nuevo. Es como si más bien se tratara de una representación del trabajo: su trabajo no es productivo ni tiene consecuencias sobre la realidad. Aunque sí produce dolor y cansancio. ¿Qué está ocurriendo realmente sobre el escenario?

Made in Spain de JAVIER MAESTRE (Caballo de Troya, 2014)
Made in Spain de Javier Mestre cuenta la historia de Fernando, un joven despreocupado que de pronto hereda una fábrica de zapatos. Cuando pisa y reconoce la fábrica, descubre un mundo que se desmorona. Las máquinas descansan de los ritmos de producción de otras épocas, cuando se fabricaban tres mil pares de zapatos y salían de los almacenes cajas repletas de calzado para distribuir por todo el territorio nacional. Las circunstancias han cambiado. En el capitalismo avanzado, donde el mercado se ha globalizado, las industrias locales no pueden competir, en duelo tan desigual, con las empresas que han deslocalizado su producción para reducir costes y obtener precios más competitivos. La única forma de competir es aplicando prácticas laborales ilegales, llevando la producción a la economía sumergida, a talleres clandestinos donde los trabajadores no son dados de alta en la seguridad social ni sus salarios alcanzan para llevar una vida digna. Sin embargo, nuestro protagonista opta por construir una alternativa y decide gestionar la fábrica de un modo más humano. Fernando quiere poner a funcionar un capitalismo bueno. Pero, ¿es posible un capitalismo con rostro humano?

La trabajadora de ELVIRA NAVARRO (Random House, 2014)
La trabajadora de Elvira Navarro está protagonizada por dos mujeres que se ven obligadas a compartir piso en un periférico barrio de Madrid cuando las dos han alcanzado la madurez vital y profesional, y han superado aquellos tiempos de juventud en los se les prometía que con una alta formación académica podrían optar a un trabajo estable y bien remunerado y llevar una vida independiente y holgada. Pero tras la Universidad, los másteres y las estancias en el extranjero, no está el paraíso, más bien el infierno de las prácticas no remuneradas y los contratos temporales. No hay estabilidad sino una lucha constante, día a día, entre distintos sujetos aislados, sin vínculos afectivos, sin solidaridad. Es la lucha, o la competencia, del todos contra todos. En esa lucha hay perdedores. Los perdedores, como la trabajadora de esta novela, cuando se ven incapaces de competir y sacar rentabilidad en la competitividad cotidiana del capitalismo, enloquecen. Sufren alucinaciones, ataques de pánico, hormigueo en las piernas y en los brazos. La trabajadora habla de las enfermedades psíquicas que el neoliberalismo provoca.
David Becerra Mayor / Mundo Obrero: http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=7912

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