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miércoles, 24 de junio de 2015

Poesía ante la crisis



 Dice Terry Eagleton en Cómo leer un poema (Akal, 2010) que la poesía es un género en sí mismo subversivo. El hecho de que el verso no alcance el final de la línea, de que un poema requiera una lectura lenta y reposada al margen de las prisas que impone la ciudad capitalista y de que exija un cambio de registro que desplaza lo real hacia lo simbólico, resulta suficiente, en opinión del crítico inglés, para inferir que el poético es un género que se resiste, por su propia forma, a ser asumido o devorado por el mercado capitalista.
            Sin embargo, por mucho que el verso no alcance el final de la línea, no siempre la poesía ha sido subversiva. En ocasiones, ha sido incluso todo lo contrario. La poesía es subversiva solo si se lo propone, si persigue conscientemente, golpe a golpe, verso a verso, cuestionar y aun contrarrestar la hegemonía del capitalismo. Es el caso de algunos de los poemas que se reúnen en distintas antologías que, al calor de la crisis, se han publicado en el último año. En legítima defensa (Bartleby, 2014), Marca(da) España (Amargor, 2014) y Disidentes (La Oveja Roja, 2015) son tres poemarios que comparten una voluntad crítica frente a la realidad. Pero también existen algunas diferencias que conviene subrayar.
Resultado de imagen de disidentes antologiaDisidentes es una antología de «poetas críticos contemporáneos», como así reza su subtítulo, preparada por el crítico literario y también poeta Alberto García-Teresa. Disidentes agrupa en sus páginas a los poetas más relevantes de la llamada «poesía de la conciencia crítica». En un ensayo anterior –titulado precisamente Poesía de la conciencia crítica (Tierradenadie, 2013)– García-Teresa subrayaba que la «principal característica de la “poesía de la conciencia crítica” consiste en que estos poetas sitúan el conflicto socioeconómico y político que atraviesa la actual coyuntura histórica en el centro y en el eje (implícita y explícitamente) de su creación poética, manifestándolo de una manera crítica». Sin embargo, añade el autor, esta corriente no se expresa por medio de una única opción estética, sino que se reconocen en ella una gran variedad de tonos y registros. La heterogeneidad de las propuestas estéticas, que teorizó García-Teresa en su ensayo, se ejemplifica ahora en una suerte de muestrario poético, que permite conocer lo que significa esta corriente mediante la lectura directa de sus versos.
Disidentes no es un libro de coyuntura, un libro sobre la crisis; es más bien una antología que cuestiona las estructuras de un sistema económico que, por su propia dinámica, hace del mundo un lugar menos habitable, menos justo, menos lugar. Poetas como Jorge Riechmann, Enrique Falcón, Antonio Orihuela o María Ángeles Maeso, máximos representantes de la corriente de la «poesía de la conciencia crítica» desfilan por las páginas de Disidentes.
Por su parte, Marca(da) España es algo más que un poemario. Es un libro compuesto por fotografías de Reiner Wandler que recogen instantes de  lucha e indignación vividas en España en los últimos años, desde el 15M hasta hoy. Cada una de las fotografías de Wandler se acompaña de un poema escrito por poetas de corrientes y sensibilidades distintas. Algunos poetas de la denominada la «poesía de la conciencia crítica» conviven, en estas páginas, con otros que, si bien no se incluyen en la corriente señalada, sí producen una poética igualmente crítica. Es el caso de poetas como Óscar Curieses, Laura Casielles o Ángel Guinda. El prólogo de Marca(da) España corre a cuenta de Santiago Alba Rico que define el libro como una «muestra de las marcas tristes que deja la marca España, pero también la rabia viva que se rebela contra ella».
Resultado de imagen de marca(da) españa poesía
Como Marca(da) España, En legítima defensa (poetas en tiempos de crisis) es un poemario sobre la crisis, donde –a diferencia de lo que ocurre en un menos coyuntural Disidentes– los versos están más íntimamente ligados a la actualidad inmediata. En legítima defensa, si bien reúne algunos poetas de la corriente de la conciencia crítica como Matías Escalera, Gsús Bonilla o Isabel Pérez Montalbán, junto a otros que si no son de esta corriente sí están muy próximos a ella, como Felipe Alcaraz o Marta Sanz, incluye asimismo a poetas como Antonio Gamoneda, Juan Carlos Mestre, José Manuel Caballero Bonald o Manuel Rico, más alejados de una propuesta poética abiertamente crítica, en los términos referidos. Tal vez por ello, en su conjunto, En legítima defensa sea un poemario que se escribe no desde la necesidad de dar la batalla para ganar un mundo, sino desde el lamento que nace de la pérdida del viejo mundo que se marcha. En este poemario late cierta nostalgia por el mundo que habitábamos antes de que la crisis se lo llevara por delante. El tono, y el título en este sentido es transparente, no muestra una clara voluntad de ir a la ofensiva, sino de resistir, de defenderse, ante la agresión de los de arriba. No obstante esto, En legítima defensa resulta a todas luces interesantísimo porque atrapa un estado de ánimo, porque evidencia que, casi como por un imperativo de la época, resulta imprescindible comprometerse, bajar al barro y mancharse, también desde la poesía, desde aquella poesía más intimista y más alejada del compromiso político y social.
Quizá la poesía no sea un género en sí mismo subversivo. Pero, lo que es seguro, es que los versos que integran estos poemarios sí lo son. Y eso que, en algunos casos, los versos incluso llegan hasta el final de la línea.  

David Becerra Mayor // La Marea, nº 25 (marzo, 2015), pág. 52.

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