Desde el Instituto de Altos Estudios Nacionales del Ecuador (IAEN), y
en colaboración con la editorial española Traficantes de Sueños, se
está diseñando una colección editorial llamada «Prácticas
Constituyentes», bajo la dirección de Carlos Prieto del Campo y David
Gámez Hernández. El proyecto nace con el propósito de publicar libros
que, desde un posicionamiento crítico, cuestionen la dominación
hegemónica capitalista y contribuyan al proceso de constitución de un
horizonte post-capitalista, o al menos post-neoliberal. Uno de los
primeros títulos publicados es Diecisiete contradicciones y el fin del
capitalismo de David Harvey, geógrafo y pensador marxista de la City
University of New York (CUNY), y actualmente director del Centro
Nacional de Estrategia para el Derecho al Territorio de Ecuador
(CENDET).
El libro de Harvey es un análisis exhaustivo y riguroso del
funcionamiento objetivo del capitalismo y sus contradicciones. Para
Harvey resulta imprescindible estudiar las contradicciones del sistema
capitalista, que se agudizan en los tiempos de crisis, para tratar de
articular una alternativa política, económica y social que ponga fin al
capitalismo. No se trata únicamente de un análisis de corte académico
sobre la lógica económica capitalista; se trata más bien de un intento
de entender sus contradicciones para diseñar un pensamiento económico
alternativo, de elaborar una respuesta de inmediata aplicación desde las
políticas públicas, para salir de una crisis sin entrar en la
siguiente. Harvey explica que, en el capitalismo, «la forma de salir de
una crisis contiene en sí misma las raíces de la siguiente crisis»; ante
este hecho, resulta impositivo establecer nuevas estrategias –acaso
prácticas constituyentes–, explorar nuevos horizontes y vías de acción
política, para no dejar plantada la semilla de una nueva crisis en
nuestro intento de escapar de esta.
Pero, ¿cuáles son las contradicciones? Y, sobre todo, ¿en qué nos
afectan? Harvey responde a la pregunta con su acostumbrado tono
sencillo: «Podemos vivir perfectamente bien en un mundo [...] sin saber
cómo funciona (del mismo modo que podemos accionar un interruptor y
disponer de luz sin saber nada de la generación de electricidad). Sólo
cuando sucede algo extraordinario –los estantes del supermercado están
vacíos, los precios suben disparatadamente, el dinero que guardamos en
nuestra cuenta disminuye bruscamente de valor, o la luz no se enciende–
nos hacemos las grandes preguntas de por qué y cómo esas cosas que
suceden “tan lejos”, más allá de las puertas y de los muebles de
descarga de los grandes almacenes, pueden afectar tan espectacularmente a
la vida y el sustento cotidianos». Las contradicciones capitalistas no
afectan sólo a los datos macroeconómicos, sino a nuestra vida toda. Por
eso resulta importante estudiarlas. Y Harvey las estudia, y las estudia a
fondo; primero clasificándolas (entre fundamentales, cambiantes y
peligrosas) y luego examinando a lo largo del texto su lógica y su
funcionamiento.
Pero –y seguramente se encuentre aquí el valor de su libro– Harvey no
se conforma con el análisis, sino que hace propuestas concretas de cómo
resolver radicalmente esas contradicciones. ¿Cómo evitar que el dinero
siga siendo, como lo es desde la década de los setenta, representación
de una representación sin una base material sólida? ¿Cómo preponderar el
valor de uso sobre el valor de cambio a través de una política
económica que frene el consumismo «maníaco y alienado»? ¿Cómo
organizamos la economía para impedir que la acumulación capitalista se
levante sobre la desposesión de lo que es común, como sucede con la
privatización de escuelas y hospitales o de los sectores energéticos y
de las telecomunicaciones? Estos y otros muchos interrogantes los
formula Harvey en su libro, los responde y trata de buscar una
alternativa política anticapitalista.
Si como dice el crítico literario marxista Terry Eagleton, citado en
el paratexto que abre estas Diecisiete contradicciones, «tiene que haber
una forma de examinar el presente que muestre en su interior cierto
futuro como potencialidad», podemos afirmar, sin un atisbo de duda, que
el ensayo de Harvey contiene en su interior, en su examen del presente,
una potencialidad de futuro.
Como el conjunto de títulos que ha publicado y que va a publicar la
colección «Prácticas Constituyentes», Diecisiete contradicciones y el
fin del capitalismo de David Harvey no es un libro para leer en la
intimidad de una butaca. Después de la lectura atenta y solitaria, el
libro debería bajar a la calles, a las plazas, y ser debatido y
reflexionado en colectivo. Los libros de «Prácticas Constituyentes»
deberían trabajarse en un taller para, colectivamente, trazar las líneas
de un programa político, de aplicación a corto o largo plazo, con un
horizonte de transformación post-capitalista. Si la lectura del libro se
detiene en la butaca, tal vez habremos sido incapaces de aprovechar
todo su potencial emancipador.
Decía René Ramírez en su libro La virtud de los comunes (El
Viejo Topo, 2014) que no es posible hablar de una sociedad
verdaderamente democrática sin una distribución equitativa del
conocimiento, que no puede haber libertad individual ni puede existir la
emancipación social sin conocimiento. Un ciudadano sin conocimiento
difícilmente podrá ejercer sus derechos como ciudadano, participar
activamente en la construcción de una democracia real. Construir una
auténtica democracia pasa por empoderar a la ciudadanía a través del
conocimiento, convertir a los ciudadanos pasivos en ciudadanos activos y
críticos, que sean capaces de tomar decisiones sobre su propia vida y
la vida de su comunidad en base a un conocimiento del mundo que les
rodea. El acceso libre al conocimiento, pero también la posibilidad de
acceder al conocimiento con las herramientas adecuadas, es un reto
enorme, pero apasionante, en la constitución del socialismo del buen
vivir.
Aprovechemos los libros de «Prácticas Constituyentes» –y el de Harvey
puede ser un excelente punto de partida para iniciar una ronda de
debates– para empoderarnos a través del conocimiento, de un conocimiento
crítico que sea capaz de romper la cadena de acumulación cognitiva del
capitalismo. Construir conocimiento crítico para confrontar el
pensamiento único hegemónico. Los libros de «Prácticas Constituyentes»
–y Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo de David Harvey,
concretamente– nos invitan a emprender este reto. Ya tenemos los libros,
se pueden comprar o descargar libremente; ahora solamente falta que
hagamos nuestra parte como ciudadanos activos: que los trabajemos
colectivamente con un horizonte de emancipación post-capitalista.
David Becerra Mayor // Publicado en El telégrafo (4 de marzo de 2015). Fuente: http://www.telegrafo.com.ec/cultura1/item/david-harvey-analiza-las-contradicciones-del-sistema-capitalista-en-su-nueva-obra.html
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